domingo, 3 de abril de 2016

Segundo trabajo integrador


Segundo trabajo integrador - El valor de lo intangible

“No hay vida humana que no esté desde luego constituida por ciertas creencias básicas y, por así decirlo, montada sobre ellas”.

Esta afirmación podría ser una ley universal, todo ser humano se encuentra sostenido en ciertos “pilares” de los cuales se forma su personalidad, manera de percibir las cosas y darle un sentido a la vida. Las creencias vienen con cada ser humano de manera automática, impregnada casi casi como si naciéramos con ellas. Estas creencias claro cambian dependiendo el contexto, entorno y país en el que se encuentre, influyen invariablemente las tradiciones y cultura de cada lugar. “Las creencias no son en suma, pensamientos que tenemos, no son ocurrencias ni siquiera de aquella especie más elevada por su perfección lógica y que denominamos razonamientos. Esas ideas que son, de verdad “creencias” constituyen el continente de nuestra vida, por ello no tienen el carácter de contenidos particulares dentro de ésta no son ideas que tenemos, sino ideas que somos”. – Ortega y Gasset. Por esto mismo a veces éstas mismas creencias las podemos confundir con la realidad misma, y entonces llegamos a un punto en dónde no podemos diferenciar nuestras ideas de nuestras creencias. Es una delgada línea en donde se llega a creer que nuestra creencia de lo que tenemos a cerca de algo es una idea de la misma.

Las “ideas” en sí vienen remontadas en algo más “intelectual” y no tan impregnado como una creencia en la que se está continuamente. Cuando creemos de verdad en una cosa no tenemos la “idea” de esa cosa, sino que simplemente “continuamos con ella”. Volviendo a las ideas éstas no poseen un valor mismo ya que éstas solo pueden ser verdaderas cuando corresponden a la realidad misma. Un ejemplo para esto podría ser el racionalismo o el “pienso y luego existo” de Descartes. Algo no puede ser 100% verdadero hasta que sea validado o comprobado. “Por eso importa que ante todo, aprendamos a separar con toda limpieza la “vida intelectual” –que, claro está no es tal vida viviente, de la real, de la que somos” – Ortega y Gasset. Quisiera hacer una intervención mencionando el método cartesiano de Descartes y lo que trajo después de esto. En la lectura de Ortega y Gasset se hace una mención en el caso extremo que es el pensamiento científico, Toda la cuestión del racionalismo tiene relación directa con uno de los siguientes estatutos que presento del método cartesiano, que están directamente ligados con las ideas que solo tienen valor si son verdaderas:

1.    “Quedan separados pensamiento y realidad, pensar no es otra cosa que la presencia de la realidad en cuanto tal, en la conciencia del hombre es la apertura refleja de la realidad al hombre, el único ser del cosmos que es capaz de tomar conocimiento reflejo, en su propia conciencia psicológica, de que lo real es real, es algo existente”.

2.    “El yo pensante será el quien organice todos nuestros conocimientos y representaciones. El pensamiento subjetivo es el que manda”.

3.    “La razón será considerada, en adelante, como una fuerza, una energía suprema y creadora”.

4.    “Por todo ello se dará más importancia a la certeza que a la verdad”.

5.    “Serán las ciencias exactas las que alcanzarán la máxima estima y las que conformarán la Modernidad”.

6.    “Se definirá al hombre como <<una cosa que piensa>>”.

7.    “Las personas, serán vistas como algo distinto y distante del yo, e incluso algo resistente, irreductible y hostil al yo, un no-yo. Las otras personas, en la perspectiva cartesiana, no forman parte de mi ser de persona; la persona deja de ser el ser abierto a los demás con los cuales realiza su esencia misma de persona”.


Por último hago mención a una cita del blog de Diana Pantoja: “ La información es poder. Pero como todo poder, hay quienes quieren quedarse con él. Todo el patrimonio cultural y científico del mundo, publicado durante siglos en libros y diarios, continúa siendo digitalizado y guardado por un puñado de corporaciones privadas. ¿Quieres leer publicaciones acerca de los más famosos resultados de la ciencia? Necesitas enviar grandes cantidades a editoriales. (…) Quienes tienen acceso a estos recursos han recibido un privilegio. Pueden alimentarse de este banquete de conocimiento mientras el resto del mundo es excluido. Pero ustedes no necesitan – de hecho, moralmente, no pueden mantener este privilegio solamente para ustedes. Tienen el deber de compartirlo con el mundo. Y tienen que compartir claves con sus colegas y llenar solicitudes de descargas para sus amigos. (…) Necesitamos tomar la información, donde quiera que esté almacenada, hacer copias y compartirlas con el mundo.” 
Hasta cierto punto concuerdo con ésta cita vivimos en un mundo en dónde hay “sobre información” y también en dónde hay una información monopolizada y mucha información basura. Quizá los aportes de la comunidad científica han logrado inmensos avances que han propiciado la evolución misma del ser humano, pero desde los tiempos del racionalismo el mundo de la duda y el mundo más místico e inexplicable quedó totalmente descartado, el mundo físico es todo lo que hay. ¿Y el mundo sensible? Me pregunto qué hubiera sucedido si Descartes en lugar del “yo pienso, luego existo” hubiera partido de el “yo amo, luego existo”. La cultura occidental sería totalmente distinta, porque entonces el absoluto no sería la maldita razón, si no el amor. El hombre no habría sido definido como “una cosa que piensa” sino como una persona que busca la verdad y el bien para amarlos y seguirlos, porque solo puede amar lo verdadero y lo bueno. Luis Villoro diferencia el Creer y Saber de una manera muy interesante, estoy convencida de que éstos temas están íntimamente ligados y hasta ahorita toda la información que hemos recibido es a cerca del conocimiento, y qué tipo de conocimiento. 

Para mí es una herramienta el saber que el “creer es tener algo por verdadero sin estar seguro de ello ni contar con las pruebas suficientes” y que el “saber es una creencia verdadera y justificada” ya que proviene de una información que está supuestamente validada. En general esto me ha dado una pauta para poder tener un ojo más crítico, y no basar mis pensamientos en meras suposiciones sin fundamentos pero reitero ¿dónde quedan las emociones? Es grave que como cultura crecimos sin esto sin saber cómo manejarlas y muchas veces sin saber cómo nombrar qué es lo que estamos sintiendo. ¿Hasta qué punto nos conocemos? Con una sociedad que se encuentra basada en el racionalismo puro el sistema capitalista embona perfectamente y se traduce a ésta formula: despiértate, trabaja, come, paga tus deudas, cena, duerme y despierta. Así sucesivamente. Nos queda mucho, por trabajar, y por cambiar. Estoy 100% a favor de la espiritualidad. Estoy convencida de que se necesita una sociedad más humanizada y menos mecanizada.

Para esto quisiera cerrar con la lectura de la psicología colectiva de las cosas y otros objetos, realmente no me gusta ser tan repetitiva y sé que en mis publicaciones pasadas hablo del capitalismo y del sistema y de la humanización, pero es que si te fijas todo está ligado y no puedo evitarlo, una y otra vez. Somos parte de ésta gran maquinaria que ya está así. Sin la edad media no hubiera sido posible la modernidad con la industrialización. 

Algo que me gusta de los textos de Pablo Fernández Christlieb es que de entrada su visión está puesta en la filosofía entonces las reflexiones son mucho más profundas, las estás leyendo y al mismo tiempo con sus ejemplificaciones te lleva a una reflexión propia basada en tu vida misma. Lo que me puso a reflexionar la lectura fue el lugo de detalle de los sucesos históricos, los inventos, y qué realmente en la edad media fue el despertar de la conciencia, con sus términos de la “percepción” y de el vacío y otras cosas. “Una grande dosis de la cultura cotidiana trabaja inmersa en una realidad frenésica. Asimismo, hay múltiples objetos frenésicos con los que convivimos como si nada: los chistes, las metáforas, la ironía, la retórica y en general el espíritu de la conversación, tienen su gracia y su magia en el hecho de que en todos ellos hay algo de inverificable e indescriptible que se hace presente, frente a lo cual uno se suele asombrar y/o sonreír, pero que definitivamente no puede asir ni puede mostrar porque no es objetivo, no está enfrente, sino, más bien, parece envolverlo a uno”. – Fernández Christlieb

¿Y qué valor tiene lo intangible?

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